¡Buenos días, amig@s! Las investigaciones con hermanos gemelos han propiciado teorías y experimentos que intentan calcular el peso que tiene la educación frente a la genética en nuestra vida y una de las capacidades humanas más características en este sentido es la creatividad.

Pero, ¿qué es la creatividad? Pues es nuestra capacidad para encontrar soluciones inteligentes y, a veces, inesperadas, a nuestros problemas y retos diarios.

“De pequeños somos creatividad pura y es una capacidad que debería mantenerse a lo largo de nuestras vidas porque cada una de nuestros cien billones de neuronas puede tener entre cien y seiscientas conexiones entre ellas. Una explosión química y eléctrica que nos permite imaginar y crear a cada momento. Pero los estudios sugieren que, a medida que nos hacemos mayores, tendemos a reprimir ese torrente mental y creativo. ¿Podemos evitarlo? ¿Cómo funciona nuestra creatividad? Y, sobre todo, ¿podemos potenciarla?” Así comienza el vídeo de Elsa Punset. Según Robert Dilts (entrenador y experto en creatividad), la creatividad consiste en aportar herramientas para convertir los sueños en realidad y que dejen de ser sueños. Siempre se habla de que uno es creativo o no lo es pero, nada más lejos de la realidad. La creatividad es algo que puede aprenderse. Es cierto que hay personas que tienen un no sé qué, sin embargo, el talento debe cultivarse y entrenarse si no desaparece, así que una persona que no haya nacido con ese don creativo puede, si se esfuerza y no decae, llegar a convertirse en la más creativa del mundo, superando incluso a los que estaban de alguna manera predispuestos a ser los mejores en este campo pero que, por circunstancias de la vida, no pudieron o no quisieron darle importancia.

De lo que se trata es de tener una idea y transformarla en algo práctico y palpable. Tener ideas está muy bien pero, si no las trabajas, al final se desvanecen.

También es cierto que siempre relacionamos a las personas creativas con el arte o las humanidades, pero un matemático, un físico o un ingeniero pueden ser creativos también. Encontrar soluciones inteligentes a problemas que se nos plantean entra dentro de estos campos.

Y, si es algo tan importante, ¿por qué, normalmente, no se cultiva la creatividad en los colegios o en las empresas? Conducir o guiar a un grupo de personas resulta mucho más sencillo si son todos iguales o parecidos.

Pero, gracias al cielo, ha habido personas (y las hay) que han dirigido equipos y han impulsado la creatividad proporcionando herramientas a sus trabajadores. Walt Disney fue una de las personas más creativas que ha visto el mundo. Él dividía el proceso creativo en tres fases:

1.- FASE DE LOS SUEÑOS: ¿Qué es posible? ¿A dónde podemos ir?

2.- FASE REALISTA: ¿Cómo podemos conseguirlo? ¿Cómo podemos llegar hasta allí?

3.- FASE CRÍTICA: ¿Se puede llegar? ¿Falta algo? ¿La idea es suficientemente buena? ¿Se están cumpliendo los requisitos?

El crítico y el realista abundan en nuestra sociedad. Aunque sin sueños o ideas no seríamos capaces de avanzar. Podríamos pensar entonces que el soñador es el más importante de todos pero si lo dejamos solo, sin el realista y el crítico, seguirá siendo únicamente eso, un soñador. Sin embargo, lo menos cultivado en nuestra cultura (colegios, empresas incluso, a veces, la familia) es nuestra vertiente soñadora. Así que soñemos, ideemos, trabajemos para que esos deseos de nuestra imaginación se cumplan y se vuelvan reales, tangibles y nos hagan felices y nos conduzcan hacia un futuro mejor. ¡Nos vemos!