¡Buenos días, amigxs! Siento la larga ausencia. Ha habido problemas de salud de por medio, pero todo bien. ¡Ya de vuelta!
Espero que vuestras Navidades hayan sido mejores que las nuestras y que hayáis podido disfrutar, al menos, de parte de la familia. Que hayáis cargado las pilas y hayáis empezado el año con ilusión renovada y objetivos claros.
No sé si alguna vez os habéis parado a pensar en que somos productos andantes. Yo no lo pensé hasta hace algún tiempo, cuando empecé a investigar sobre lo que era la Marca Personal.
Por si no conocíais el concepto os adjunto la definición que hace de él Raquel Estruch (escritora, formadora y conferenciante): «Trabajar la Marca Personal consiste en valorarse a unx mismx como a una marca. Es un concepto de desarrollo personal que tiene como objetivo diferenciarte del resto y obtener más éxito en tus relaciones personales y profesionales. Para realizar este proceso hay que trabajar el interior de la persona, la comunicación en todas sus ramas y la salida al mercado con una estrategia bien definida. Es encontrar aquello que te hace diferente, especial y atractivx a lxs demás.»
Seamos conscientes de ello o no, nos vendemos a todas horas: cuando conocemos por primera vez a una persona, cuando hablamos con el tutor de nuestro hijo, cuando hacemos una entrevista de trabajo, cuando hablamos con lxs amigxs, cuando vamos al mercado… Siempre nos estamos vendiendo. Usamos las herramientas que conocemos: las que nos enseñaron de pequeñxs (de forma explícita o implícita), los gestos que nos hacen sentir cómodxs o confiadxs, las palabras que sabemos que serán bien aceptadas por las personas que nos escuchan… En fin, lo que está en nuestra mano para que esa «venta» sea satisfactoria y salgamos fortalecidxs de la misma.
La diferencia entre saber que pasa y no saberlo, no está solo en conocer el concepto de Marca Personal y entender que existe esa transacción entre unxs y otrxs. La diferencia reside en conocernos en profundidad o no. Porque para poder transmitir los valores que son los pilares que nos sustentan como personas, nuestra valía, nuestras habilidades (que van más allá de lo meramente laboral), una imagen que vaya con nosotrxs, que refleje lo que somos a través de cómo vestimos, por ejemplo… Para eso, necesitamos hacer un trabajo de introspección profundo.
Yo sé que hay muchas partes de mí que me son desconocidas o que conozco solo de forma superficial. Sé que tengo creencias limitantes que frenan mi avance y sé que debo conocerlas si quiero eliminarlas o, por lo menos, poder hacerles frente para poder seguir desarrollándome como persona en general y como mujer en particular. Sé que también hay creencias potenciadoras que debería repasar para que me ayuden a salir de los baches, a subirme la autoestima y a llegar a ser exactamente lo que yo quiero y no lo que los demás esperan de mí. Pero para poder ser lo que yo quiero primero tengo que saber quién soy yo.
Es un tema complejo y muy interesante y creo que a todxs nos vendría bien saber un poco más sobre nosotrxs mismxs. Si queréis conocer cómo definen el concepto algunas personalidades relevantes, pinchad aquí. ¡Nos vemos!