¡Buenas noches, amig@s! Como dice el artículo, yo no sé qué tendrán los castillos que atraen tanto a pequeños como a mayores como a los del medio… Tienen un no sé qué que qué se yo que te lleva a sentirte trasladado a otra época. Tocar sus paredes y pensar que esas piedras fueron puestas ahí hace trescientos, quinientos o mil años me resulta increíble e inabarcable, ¿no os pasa? Disfrutarlos sin guía está bien, andar a tu ritmo, decidir si subes las escaleras o las bajas o a qué habitación entrarás primero, pero esas visitas me gustan si la anterior fue guiada o si volveré después para que me cuenten su historia. Creo que un castillo se vive más (igual que cualquier monumento o casa que visitas) si hay alguien narrándote qué pasó allí, quiénes pisaron aquellos suelos y cuántas batallas hubo a sus pies o qué historia de amor o desamor se vivió entre sus paredes. No hay lugar que no tenga historia y no hay historia que no transcurriera en un lugar.

Es cierto que en las películas o documentales solemos ver los castillos y monumentos que están fuera de España y que, por supuesto, también son maravillosos pero, al mismo tiempo que allí sucedían cosas aquí también. El problema de la historia y la asignatura de historia es que nos la han enseñado como si fuesen departamentos estanco, como si los hechos históricos se sucediesen uno detrás de otro. Pero no. Durante el s.XV, por ejemplo, Vlad el Empalador (también conocido como Draculea) forjaba su leyenda, Isabel y Fernando se unían en matrimonio pasando a ser los Reyes Católicos, una de las parejas más poderosas de la historia de la Península (instauradores del Tribunal de la Santa Inquisición) y China recibía los ataques incesantes de los mongoles que, en aquella época se habían unido a los manchúes, un pueblo tungúsico relacionado con las tribus siberianas, para conquistar las tierras tras la Gran Muralla. Solo por poneros un ejemplo.

En fin, el mundo es grande y su historia lo es también. Nosotros somos parte del mundo (aunque nunca estemos en el punto de mira de los extraterrestres ni para bien ni para mal) y tenemos historia y también castillos. Si pasáis por aquí podréis conocer algunos de ellos y, si tenéis tiempo, ganas y la economía os lo permite, quizá algún día queráis ir a visitarlos.

¡Nos vemos!